Crimen y castigo

Crimen y castigo es una novela psicológica escrita por el autor ruso Fiódor Dostoievski. En el año de 1866 fue publicada por primera vez en la revista El mensajero ruso. Se califica a la novela como una de las más influyentes, y más nombradas internacionalmente de la literatura rusa.

La historia narra la vida de Rodión Raskólnikov, un estudiante en la capital de la Rusia Imperial, quien, a pesar de los esfuerzos realizados por sus familiares para enviarle dinero, se ve obligado a detener sus estudios por la mala situación en la cual se encuentra. Por su necesidad económica recurre a una anciana prestamista que es bastante vil y egoísta.

La hermana de Rodión (Dunia) acepta la propuesta matrimonial de un abogado para ayudarlo, pero el hecho hace enfadar a Rodión.

La historia se centra en las ideas de Rodión cuando decide matar y robar a Aliona Ivánovna; la anciana prestamista. Tal idea le atormenta durante días, y crece en su interior como una semilla. El crimen deja a Rodión en un estado de gran confusión. Durante días, se sumerge en unas fiebres delirantes, causadas por el propio acto, caminando sin rumbo fijo y perdiendo a ratos la noción de su entorno, mientras en otros se muestra terriblemente normal. Esta obra muestra una mente tan brillante como perturbada, prisionero por el acto cometido.

Frases de Crimen y castigo

No hay nada en el mundo más difícil de mantener que la franqueza y nada más cómodo que la adulación.
Así como cien conejos no hacen un caballo, cien presunciones no constituyen una prueba, dice el proverbio inglés.
La pobreza no es un vicio.
En el mundo no hay nada tan difícil como la franqueza y nada tan fácil como la adulación.
La verdad siempre se encuentra; en cambio, la vida puede enterrarse para siempre.
En la pobreza, uno conserva la nobleza de sus sentimientos innatos; en la indigencia, nadie puede conservar nada noble.
Es chocante que lo que más temor inspira a los hombres sea aquello que les aparta de sus costumbres.
La razón es esclava de la pasión.
¡Feliz el hombre que no tiene nada que guardar bajo llave!
Quisiera que mis pruebas fueran tan evidentes como que dos y dos son cuatro.
¡Miseria humana! A todo se acostumbra uno.
Es la luna la que crea el silencio (...), la luna, que se ocupa en descifrar enigmas.
El alma y el pensamiento se ahogan en las habitaciones bajas y estrechas.
¿Y si el hombre no es un ser miserable, o, por lo menos, todos los hombres? Entonces habría que admitir que nos dominan los prejuicios, los temores vanos, y que uno de debe detenerse ante nada y ante nadie. ¡Obrar: es lo que hay que hacer!

Reflexión de Crimen y castigo

Después del crimen viene el castigo. La única manera de recuperar la paz del espíritu es el arrepentimiento, asumir la verdad y la conversión del corazón a través del amor.